Funerales y yo…. para variar…nos vamos a reir


Hace siglos que no escribo nada por aquí, bueno siglos quizás no, pero mucho tiempo si, quizás demasiado tiempo.

Es por ello por lo que os voy a contar una de esas cosas que son el live motiv de este blog, contaros cosas…que solo me pasan a mí.

Para que os pongáis en situación, hace unas semanas tuvimos la desgracia que el hermano de una compañera muriera de forma súbita y repentina.

Obviamente cogí y me fui al entierro del finado, no por que lo conociera sino por respeto a mi compañera de trabajo que es además alguien a quien tengo en muy buena consideración.

Bien llegamos, aparco el coche y junto a mi suegro y mi cuñada (que trabajan conmigo o yo con ellos) nos sentamos en la parte final de la iglesia, mas que nada para dejar a los familiares y amigos los sitios más cercanos.

Total, que al final nos sentamos al final de todo en unas sillas habilitadas para tal menester, empieza la misa y el ritual de ponte en pie, siéntate, ponte en pie, siéntate.

Imaginaos la escena, todo en silencio, con solo la voz del cura que oficiaba la misa de despedida del finado, y todos sentados.

De golpe llegamos a una de esas partes de la misa que dicen que te has de poner de pie, y todos nos ponemos en pie…bueno, todos, todos…no.

No porque al irme a levantar la que feneció fue la silla, que literalmente explosiono provocando que me cayera de espaldas al suelo y que de rebote le pegara con un trozo de madera a una compañera de trabajo que estaba detrás.

Por suerte no emití ni un solo ruido gutural y eso que lo que me salía del alma en ese momento era cagarme en todo y algo más, porque la verdad el ostión que me metí fue de órdago la grande.

Obviamente no rio ni cristo, pero al salir y con el paso de los días es un continuo de venirme gente a mi mesa en el curro diciéndome…Jordi…asesino de sillas o comentando joder cabrón no me puse a reír allí en medio porque no tocaba, pero la situación era para partirse la caja.

Lo cierto es que si eso pasa en una boda, hubiéramos hecho el cachondeo padre, madre y espíritu santo, pero por desgracia era un funeral y no era el momento adecuado para ello.

Eso sí, el ostión que me metí me tuvo un par de días con los riñones hechos fosfatina y lo peor, el cachondeo a mi costa…es tremendo, aunque lo cierto es que en otra situación…yo hubiera sido el primero en cachondearme.

Y lo hubiera sido porque lo de caerme he de reconocer que se me da bien, parece que tengo un máster hecho en caídas y ostias tontas, la mayoría de veces indoloras en lo físico, bueno menos la penúltima que me fisuro una costilla yendo a 2 por hora con los esquís.

¡En fin, hacía mucho que “no me caía!” por aquí y he querido dejarme “caer” para contaros esta pequeña anécdota, una mas de esas cosas que …solo me pasan a mí.

P.D.: si vais a un funeral…huid despavoridos de las sillas plegables…sobre todo si estáis fuertecillos (eufemismo para decir si pesáis mas de 100 kg) porque las putas sillas de iglesia…aguantaran beatas, pero grandotes os doy fe…que no

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